La vida es un pulsar, donde existen distintos ritmos
que de forma consistente y natural nos demarcan ciclos. En nuestro vivir, en
oportunidades, por no decir que de manera recurrente, cuando nos enfrentamos a
ciertos desafíos terminamos en una disyuntiva ante la vida, y esto aparece como
consecuencia de las expectativas que
generamos de lo que “queremos” versus lo que se nos presenta.
En ocasiones escucho frases como: “la vida es dura”,
“la vida es compleja”, la vida no es fácil”. Al final, más que hablar estas
frases de la Vida, en sí, habla de cómo la gente la vive. La vida simplemente “es”,
“la vida saber vivir”.
Cuando no aceptamos aquello que nos ocurre, debido a
que las expectativas nos “dominan”, dejamos de “ir con” para iniciar una “lucha
en contra de”.
Cada vez que nos metemos en expectativas y estas no
son satisfechas, realizamos un consumo invalorable de energía, y en consecuencia,
atentamos contra nuestro organismo, sometiéndolo a altos niveles de tensión, y
en el camino dejamos de sentir el placer, el disfrute y la alegría de vivir.
Estar vivos es sumergirnos en la sublime experiencia
de la vida, es sentir la plenitud. Aceptar
lo que sucede y nos sucede es un
primer paso de conectarnos “con” y así dejar la lucha y el esfuerzo. Es asentir
todo aquello que no podemos cambiar, lo que ya ocurrió. No es hacer caso omiso
a lo que nos ocurre, es fluir ante lo que nos ocurre.
Hace muchos años un amigo al verme triste y con un
llanto inconsolable me dijo: “todos los días sale el sol”, hoy al recordar esta
frase lo puedo conectar con el que vale caer, sentir tristeza, rabia,
frustración, y como todos los días sale el sol, ese tiempo nos dice “llegó un
nuevo día”, por lo que los espacios reservados
para el sufrimiento lo podemos ir haciendo más cortos, hasta que nos habituemos
a vivir en plenitud, sin expectativas y juicios que nos enganchen al
sufrimiento.
Es poder mirar cada situación como un desafío
amoroso, que nos permiten encontrar nuevas posibilidades de aprendizaje. Entendiendo que
la vida tiene un ritmo y acoplarnos a él es volver a lo natural.
Tal vez es la hora de soltar viejos esquemas, iniciar
un camino de “ir con”, sonreír, mirar al cielo y ver que ¡hoy ya salió el Sol!
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